Bolivia atraviesa una crisis económica cada vez más palpable. Aunque el proceso ha sido gradual, en los últimos meses la población ha comenzado a enfrentar situaciones inusuales. Así inicia el texto del investigador Huáscar Salazar, quien recoge información sobre la escasez de gasolina y dólares, y sobre la creciente preocupación por la estabilidad económica del país. A partir del déficit de combustibles, se profundiza en “cómo el modelo económico boliviano de las últimas décadas ha generado ciertas realidades transitorias de bienestar e ilusorios procesos de ascenso social”. Salazar analiza cómo han funcionado las políticas extractivistas, el incremento de funcionarios públicos precarizados y el rol de las economías ilícitas en los ingresos de Bolivia. Además de afectar a millones de personas, en la crisis se recrean estigmas clasistas, racistas y coloniales de la sociedad boliviana.
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